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Miquel Bassols - La sustancia gozante (I y II) (28/4/2016)

Intervención en el reciente X Congreso de la AMP en Rio, hacia el tema del XI Congreso, centrada en la noción de sustancia gozante. 

PRIMERA PARTE:
Bassols destaca la reformulación radical del dualismo cartesiano efectuada por J.-A. Miller y sus consecuencias para la práctica analítica. Retoma entonces la hipótesis de la sustancia gozante introducida por éste en Sutilezas Analíticas, destacando que hace a la especificidad del cuerpo hablante, del parlêtre, y que se trata de la subversión incluida en la fórmula lacaniana: Pienso luego se goza. Se propone, por lo tanto, seguir esta referencia en el punto 3 del segundo capítulo de Aun, donde Lacan introduce el término “sustancia gozante”. Destacará que ambas sustancias clásicas (pensante y extensa) se proponen como complementarias, “en una relación que estaría ya dada por sentada, pero que es el verdadero misterio que Descartes introduce”. “Ese misterio es el inconsciente, es el misterio de lo real del cuerpo que habla”. El descubrimiento freudiano del inconsciente consiste por lo tanto en señalar que “hay un saber sin sujeto”, es decir, que “el ser que habla lo hace como una res non cogitans, […] no puede pensar lo que dice”. Así, mediante el rodeo de invitarlo a decir lo que se le ocurra en el dispositivo analítico, surge un decir nuevo, a partir del cual puede alcanzarse algún real.


SEGUNDA PARTE:
Aquí Bassols abordará la sustancia extensa como sustancia de “puro espacio”, afirmando que debe todo su valor “a la dimensión imaginaria del yo corporal y a lo que hay de éxtimo en él”. Se trata de un puro espacio fundado “en la noción de parte, con la condición de añadir que todas a todas son externas: partes extra partes”, como lo indicaba Lacan. Bassols se pregunta cómo salir del embrollo en el que vive el sujeto de nuestro tiempo con todos sus síntomas y subraya que en este Seminario Lacan realiza un salto. Se trata de una nueva suposición, que modifica de manera radical las suposiciones precedentes (las del dualismo cartesiano) y que proviene de su propia experiencia analítica: “sopesar el gozar de un cuerpo”, lo que le permite establecer otra forma de sustancia, la sustancia gozante. Es decir, la suposición de que hay un “goce del cuerpo”. De este modo, la única propiedad que puede especificar lo viviente del cuerpo es el hecho de que el cuerpo se goza. Y esta sustancia se goza gracias a lalengua cuyas resonancias afectan al cuerpo.
Finalmente, Bassols introduce una brújula hacia el próximo Congreso de la AMP (Barcelona, 2018) y nos propone reformular el partenaire-síntoma a partir de un nuevo ternario: inconsciente, cuerpo y sinthome, abordando la sustancia gozante con todas las consecuencias clínicas que se deducen de la experiencia analítica y por la dimensión del acto. Así, distinguirá, por un lado, al inconsciente como formando pareja con la interpretación, y al goce como formando pareja con el acto, considerando que el acto analítico es el mejor modo de articular ambas parejas, estos “cuatro términos con los cuales se juega el futuro del psicoanálisis”.




Éric Laurent - Pensar con su alma o hablar con su cuerpo (8/5/2016)

Entrevista realizada por P. La Sagna en el marco del X Congreso de la AMP en Río y en torno a la reciente publicación de “L’envers de la biopolitique. Une écriture pour la jouissance”. Allí, Éric Laurent propone que el síntoma es un acontecimiento de cuerpo y una escritura que constituye el reverso respecto a los impasses de la biopolítica. Mientras que esta última busca clasificar a los sujetos en una categoría, el memento del psicoanálisis es “recuerda tu singularidad”, que no ingresará en ninguna categoría. Como veremos aquí, el psicoanálisis no es el único discurso que “apela a la singularidad y que muestra que es una forma de supervivencia frente a la puesta en conformidad generalizada a la cual el sujeto está sometido de manera creciente”. Sin embargo, lo propio del psicoanálisis es que devuelve esta protesta a lo que resulta de su experiencia, “a la escritura del modo de goce singular, que se deposita en un registro que permite hacer la demostración de esta singularidad cada vez”.
La sustitución del inconsciente freudiano por el parlêtre, brújula que orientó este Congreso, supone poner de relieve al cuerpo como lo que se tiene, un tener “marcado por la relación al vacío”. Para gozar hace falta un cuerpo, y el cuerpo como superficie de inscripción del goce está en falta de modo esencial respecto al exceso de goce. Esta perspectiva opone al idealismo del alma una materialidad lógica del cuerpo. “El lazo social de los cuerpos hablantes es un punto fundamental que acompaña esta promoción del cuerpo que se tiene”, afirma Laurent. Ubica, por un lado, el cuerpo que se goza y, por otro, su captura en los discursos que organizan el lazo social, situándose así una paradoja: “si el goce es autoerótico, ¿cómo podemos concebir el lazo al Otro?”. Responderá que “por los afectos que vienen a tocar el cuerpo, que están en lazo con el Otro”. Afirmará entonces que “el lazo social del cuerpo hablante pone de relieve el acontecimiento de cuerpo común”. Es así que vemos “estos afectos sociales en acción en los diferentes tipos de agrupaciones informales que agitan nuestra modernidad”.
Señalará que Lacan, en su concepción del cuerpo social, “parte más bien del lazo instaurado por las religiones” observando que éste no tiene limitaciones al poder de agrupación de los cuerpos. Laurent propondrá tener en cuenta estos modos de constitución del todo que muestran que “es posible hacer lazo a partir de afectos comunes”. Destacará así un modo de alegría propio del psicoanálisis característico del final de la experiencia, como “un modo de interrogar la manera por la cual el sujeto reconoce la particularidad de su goce, a la vez que la posibilidad de hacer lazo con otros sin por eso creer en un modo de reabsorción de su síntoma en un universal”. De este modo, concluirá afirmando que “la experiencia del psicoanálisis podría contribuir a superar algunos impasses de la civilización de lo universal y de la deriva universalizante de la ciencia”.

Jacques-Alain Miller - La apología de Lacan (9/5/2016)

Nuevo artículo de JAM en Le Point, cuyo punto de partida es la situación actual del psicoanálisis en Francia. Se abocará, primero, a situar las diferencias entre los psicoanalistas lacanianos y los otros, en torno a una de las principales controversias: la duración de las sesiones. Es que, para los lacanianos, “terminar la sesión a una hora prevista le quitaría su poder de despertar”. Pero subrayará que, unos y otros, “no abandonan su postura excepto que aparezca un enemigo común”, muy presente en estos tiempos en los que “se hizo todo por disminuir la influencia del psicoanálisis”. “Sabemos cuándo comienza un análisis, pero ignoramos cuando termina; reembolsar el acto es difícil”, sostiene, vaticinando que la Administración Pública intentará proporcionar un Ersatz, un sustituto: las TCC y sus terapias de protocolo de pocas sesiones. Así, afirmará que hoy el psicoanálisis en Francia “padece de una falta general de grandeza, poesía” y rigor, que era el soplo que le aportaba Lacan: el psicoanálisis como lazo social inédito capaz de hacer vacilar los semblantes y tabúes de la sociedad, la interpretación que usa los mismos recursos de la lengua que explota la poesía, y la necesidad de un punto de partida único para que la teoría no sea librada al eclecticismo. “Es porque el psicoanálisis trata a cada uno, uno por uno, como incomparable, y no como muestra, que resguarda tal vez la última nobleza todavía permitida en tiempos de epidemiologistas.” Dirá que es en esa relación de cada uno con lo que tiene de más íntimo, donde radica el misterio por el cual el psicoanálisis aguanta desde hace un siglo. “Mientras que de este éxtimo no se haya perdido el sentido con el sentimiento, el psicoanálisis no depondrá las armas.

Éric Laurent - El cuerpo hablante: El inconsciente y las marcas de nuestras experiencias de goce (19/4/2016)

En esta entrevista, realizada por M. A. Vieira días antes del X Congreso de la AMP que tuvo lugar recientemente en Rio de Janeiro, Laurent introducirá alguno de los ejes principales de su nuevo libro “L’Envers de la biopolitique. Une écriture de la jouissance”, en su vinculación con el tema del Congreso “El cuerpo hablante. Sobre el inconsciente en el siglo XXI”.
De este modo, afirmará que “el acento puesto sobre el cuerpo hablante se inscribe en las proposiciones de la última enseñanza de Lacan para encontrar algo que vaya más lejos que el inconsciente”. Señalará entonces que Lacan partió de ubicar como central en el descubrimiento de Freud que el inconsciente freudiano es un lenguaje en cuya materia la palabra irrumpe, no cesando de “deformarlo, agujerearlo, transformarlo”, y que es allí donde se manifiesta una verdad del sujeto. En plena atmósfera estructuralista de los años ’60, Lacan precisa que “el lugar del Otro es el cuerpo”, lo que permite parafrasear así la fórmula: “el inconsciente es el discurso del cuerpo”, del cuerpo marcado por afectos que le vienen de lo que experimenta por el hecho de que un decir lo atraviesa, distinguiéndolo del cuerpo de los “discursos de sabiduría” contemporáneos que plantean un cuerpo que nos hablaría directamente. Este cuerpo que goza, para Lacan se aproxima al de Spinoza, el cual era tanto cuerpo del sujeto como cuerpo político. Si el sujeto del inconsciente como cuerpo hablante es uno que no puede separarse de las pasiones, la experiencia psicoanalíticaes la vía que permite aproximarse con la mayor precisión a lo que es la verdad del modo por el cual experimentamos las pasiones que nos marcaron y que nos siguen marcando, las experiencias de goce que el cuerpo gozante experimentó.”
Finalmente, se destacará que el principio del cuerpo hablante es que el cuerpo es el lugar de una alteridad ineludible, y que el sexo es el encuentro con esa alteridad en tanto permite “hacer la experiencia de que no gozamos del cuerpo del otro”, ubicando a la vez que es el lenguaje lo que viene a engendrar decires que pueden hacer lazo con lo real del Otro. En esto, Laurent sitúa que la dimensión política se plantea de entrada: “el cuerpo, como lugar de los afectos, es político, puesto que está atravesado por […] pasiones colectivas. Así, la política de los cuerpos hablantes es sopesar el lazo indisociable que hace que el cuerpo sea tomado en lo social.

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